“Para solucionar el hambre y la pobreza, cómase a un pobre”
Graffiti en alguna pared de Bogotá.
Hace un par de meses, algunos portales en Internet, revistas y periódicos de todo el mundo publicaron la jocosa -a mi parecer- noticia de la propuesta que hizo Gina Rinehart, la mujer más rica del mundo. Ella quiere esterilizar a las personas de bajos recursos para lograr que la sociedad australiana progrese. Y no es la primera vez que hace comentarios en contra de las personas a las que ella llama pobres. (Ver noticia aquí). Esta señora gorda (que no tiene porqué preocuparse por el físico ya que tiene el dinero suficiente para pagarle a un muchacho con erecciones fuertes que logre hacerla gritar y ver las estrellas con un orgasmo) es el claro ejemplo del hombre contemporáneo, el que siempre lucha por el bienestar de todos y el progreso del mundo.
Sin embargo, me es imposible compartir la idea que Rinehart tiene, sobretodo porque creo que a los pobres no solo hay que castrarlos sino envenenarlos; hay que evitar a toda costa que se reproduzcan y a la vez acelerar el proceso de extinción. ¿A quién carajos se le ocurre defender a esos méndigos? Solo entorpecen el paisaje, generan malos olores y son los responsables de la contaminación global; la mayoría son violadores, pervertidos, ladrones, estafadores y analfabetas. Está claro que sin ellos la humanidad podría progresar, dejando atrás las hambrunas, disminuyendo la sobrepoblación y acabando con el estigma social. El dinero invertido en el veneno se recuperaría fácilmente, Estados Unidos tiene experiencia en eso de envenenar a la gente. Aunque recientemente se me ocurrió proponerle al Presidente Santos que incluya a estos entes en los tratados de libre comercio que tanto nos benefician; por cada pobre, que podría convertirse en un esclavo, podrían darnos unas cuantas libras de maíz transgénico. ¿Alguien sabe en dónde puedo hacer esta tentadora propuesta? Estoy seguro que más de un multimillonario, de la misma clase que la australiana, me apoyaría.
Cada año se publican estadísticas haciendo referencia a las ganancias que los hombres más ricos del mundo obtuvieron “Tantos multimillonarios ganaron lo suficiente para acabar con el hambre del mundo 4 veces” suele ser consigna sagrada en esos artículos. Esto resulta muy cómico porque, en primer lugar, la noticia no logra convencer a los ricos para que donen el dinero y salven a la humanidad; en segundo lugar, esta clase de estadísticas no trascienden ni se vuelven tema de discusión popular. Y en tercer lugar, porque los pobres, afortunadamente, no tiene acceso a este tipo de información. Para nadie es un secreto que la pobreza se ha extendido a lo largo de todo el mundo; unos países sufren más que otros. Yo nací en el tercer país más desigual del planeta y la situación es crítica.
En esta
República-Norteamericana-Cafetera llamada Colombia, la pobreza es un cáncer; de
los más asquerosos; de esos que hacen
metástasis y poco a poco van consumiendo la vida de este pueblo y se vuelve
mayor la desgracia cuando se es mujer o de piel oscura. Varios personajes han
dicho que esta enfermedad hace parte del día a día de algunas personas, unas
inocentes y otras por simple convicción espiritual, y en ocasiones algún
Honorario Parlamentario termina por
lanzar alguna afrenta contra esa gentuza. Tal es el caso del dignísimo Ex
Diputado de Antioquia, Mesa Cadavid quien, muy acertadamente, expresó “Meterle plata al Chocó es como meterle
perfume a un bollo… No estoy de acuerdo que los recursos de Antioquia se metan
en nada, ni al Chocó ni a nada”. En
Colombia ser pobre es un castigo y acá hay más de 15 millones de condenados.
Curiosamente, medir la pobreza no
es tan difícil cuando se vive en un país como este; es simple cuestión de
números. Si una familia gana más de 300.000 pesos por mes (cerca de 150
dólares), deja de estar en lo que se considera miseria; si gana el doble deja de ser pobre ¡Así de fácil! sin
embargo, hace varios meses el Departamento de Planeación Nacional realizó
nuevas mediciones y propuso que si una familia gana 190.000 pesos al mes,
dejaría de ser pobre. Cínicamente, los defensores de la expuesta, ganan
alrededor de 10.000.000 de pesos.
Seamos realistas; los pobres son un espectáculo; son una
especie de payasos que pertenecen a este país, que en últimas, no es más que un
circo de mala muerte, más malo que cualquier putiadero de mi ciudad.
(¿Putiadero? ¿Cómo así? ¿Acaso hay cosas como esas en esta ciudad tan
conservadora y perfecta?). Los pobres nos causan risa; eso de que nos conmueven
el corazón y nos producen lástima es pura paja. Ya lo he dicho, el amarillismo
y el morbo venden, por eso las putas, los pobres y los oscuritos hacen parte
del folclore de Colombia, aunque últimamente los borrachos también han entrado
al elenco de los comediantes, resultaron ser personas que dejan cuadripléjicas,
matan a otras inocentes y luego quedan libres; por otro lado, un tipo pasa 9
años en la cárcel por robarse un mísero cubo de caldo de gallina. Así es la
Justicia colombiana.
Los pobres tienen comportamientos
similares que los caracterizan. Si algo he notado en el tiempo en el que he
desarrollado labores comunitarias, es que están llenos de hijos. Son pobres
pero con mucha energía sexual. Parecen conejitos y, por desgracia, sin
preservativos. No tienen dinero para
comprar un condón y dado que desconocen que la planificación es gratuita,
comienzan a pulular niños y niñas en las mismas condiciones de pobreza. Jamás
he entendido el porqué no les enseñan otras prácticas sexuales. Las mujeres,
por ejemplo, deberían aprender a hacer una buena felación y los hombres a usar
su boca y dedos (es decir, las dos terceras partes de su potencial sexual). “¡Pero
qué cosa más perversa!” dicen algunos godos. Lógicamente, esas prácticas son
satanizadas por una cultura mojigata, moralista y estúpidamente conservadora,
eso sí, el dicho es claro “cada hijo trae un pan debajo del brazo”. ¿Será que
la religión es una razón de fondo para el exceso de población y pobreza?
Pero comienzo a creer que eso de
ser pobre no es ni tan mala idea, total, la biblia nos enseña que en esas
condiciones de indignidad humana, se puede llegar al cielo, donde nos
encontraremos con papá Dios que luego nos enviará al infierno porque no tuvimos
dinero para invitar a salir a esa hermosa chica y terminamos estirándonos el
caucho y viendo pornografía (algo de pseudopornografía
son algunos periódicos locales que en su contraportada tienen a una mujer
con sus senos expuestos). Aún con todo eso, la pobreza es un negocio y muy
rentable; acá hay pobres de nacimiento y pobres de profesión, y esto hace que resulte
muy difícil comprender todo el comportamiento social.
Es necesario repensar una nueva sociedad llena de personas que carentes de condiciones dignas. Distribuir mejor el capital; invertir en obras sociales; mejorar la calidad de vida; generar políticas que disminuyan la concentración de dinero y desarrollar una voluntad política más humana, es una tarea muy difícil y costosa cuyo monto no están dispuestos a pagar nuestros líderes multimillonarios. Es por eso, que propongo acabar con ellos, exterminarlos, barrer las calles y dejarlas limpias para así lograr una sociedad más justa.
¿Se siente ofendido? Pero ahora mismo usted está leyendo esto por Internet ¿verdad? Simplemente quiero dejar a consideración la posición que cada uno tiene respecto a las personas que por alguna razón (yo insisto que es por razones divinas) han tenido que llevar en sus hombros el peso de la miseria. Muchos son sensibles al hablar y falsos de reflexión. Pero respeto sus opiniones, acá cada cual es libre de hacer lo que desee, por eso unos se limpian el culo con las manos y a veces con hojas de plátano que dejan ardiendo el ano y otros con billetes de cincuenta mil pesos que dejan oliendo rico.
Finalmente, les doy un consejo a mis compadres, a mis compatriotas; a aquellos que lloran cuando la selección pierde y son indiferentes frente al resto de cosas que tiene Colombia: no se preocupen, no se quejen, no hagan nada; porque así como estamos, estamos bien. Recuerden lo que nos dijo Alejandro Ordoñez Maldonado “Nos lo están metiendo con vaselina” y por eso no sentimos las injusticias de este país.
Twitter: @DrRascawillie
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Erik J. Vallejo Fonseca