Yo soy de Manizales, nací en esta ciudad, en este pueblo lleno
de muchachitos mimados y consentidos, de gente que se cree superior y que
asegura dizque vivir en el mejor vividero del mejor vividero del mundo, o sea,
Colombia. Que no debería hablar así de mi tierrita, de mi cuna, ¡qué va! esta
ciudad no es mía, no es de nadie y mi cuna fue la cama pequeña de un hospital,
a mí no me metan en esos cuentos.
Alguna vez Héctor
Abad Faciolince escribió “En Medellín nunca hemos podido entender en qué
momento los caldenses se volvieron personas de rancio abolengo, nobles y de
sangre azul” haciendo referencia
precisamente a ese egocentrismo y complejo de superioridad que se respira en
esta montaña. Es que vea, no solo lo dice Abad, sino muchos de mis tíos
y primos que viven en Bogotá, y claro, acá no se puede comparar porque cada
región tiene su mierdero, pero como dijo Fernando Vallejo, el mierdero es
distinto.
Aún así esta ciudad, que no llega ni al medio millón de
habitantes, es bastante concurrida, sobre todo por muchachos de otros lados que
vienen a estudiar. “Ciudad Universitaria” un término que no sé cuándo aparece
ni por qué. Dos Universidades Públicas y el resto privadas. Supongo que prefieren
la tranquilidad de estas calles que el caos de Bogotá o el calor de Medellín.
¡Pero basta de palabrería! acá vine a hablar sobre lo que sucede al interior
de la Universidad Pública, en la que estudio desde hace algunos años.
Hablar de la crisis en la educación en Colombia es una
pérdida de tiempo. Acá todos saben que esto está jodido, que cada vez es peor y
que seguiremos así por los siglos de los siglos y amén. Todos conocen en cierto
grado los problemas pero a muy pocos les interesa, quiero decir, les importa. Esto no es nada nuevo ni tampoco exclusivo del sector de la educación; en
general, en Colombia todo está mal, la salud, el trabajo, la educación, la
seguridad, el campo, la justicia y el resto de cosas. Ser feliz en Colombia es
sinónimo de: o mala memoria, o ser hijo de un multimillonario o ser un bobito
que no ve la realidad o simplemente de estar feliz con su platico de excremento.
Con todo esto, la protesta se volvió un circo, se volvió el centro de las risas
y de la incredulidad. Vea, usted que no es colombiano y que no entiende lo que
sucede acá, le voy a confesar que dos de las razones por las cuales seguimos en
la misma porquería es porque, primero, acá todos están conformes y llenos de
miedo, y segundo, porque acá el que lucha se rinde ante la primera amenaza o
abandona el campo cuando le ofrecen pañitos de agua tibia. O sea, usted suma el
conformismo con la debilidad y le da como resultado este país. Nos condenamos a
una eternidad de miseria y de penurias.
Perdóneme usted, creo que me desvié de mi objetivo, pero es
que tantas cosas por decir y tan pocos lectores que me toca medir, entre más
palabras, menos personas. El asunto, entonces, es que en la Universidad dizque
Pública en la que estudio, se juntaron todos los niños pupis y pupis quiere decir
mimado, hijo de papi y mami, niñito consentido, y ahora están putos (acá en Colombia, putos quiere
decir bravos, muy disgustados) porque se declaró PARO, ¡espere! ¿ya le había
dicho que estamos en paro? ¡Ah! Lo siento, es que parece y no parece. Hace poco
en una Asamblea General de Estudiantes, o sea, en una reunión de muchachos y
muchachas que estudian en esta gloriosa U. Pública, se decretó, o mejor dicho, se decidió entrar en un cese
de actividades académicas. ¿Que por qué? ¡Ah! Porque acá en este país por las
buenas nunca se puede, hablando no se logra nada, entonces toca parar. En paro estamos y en paro estaremos
hasta esta semana, porque, como lo dije antes, se juntaron los niños pupis y a
ellos se le sumaron los conformes y como acá hay tanto extranjero, no de otro
país, hablo de gente de otra parte de Colombia, que tienen que gastar millonarias sumas de dinero viviendo acá, se unieron con el objetivo de
levantar el paro y acá levantar el paro significa volver a clases, o sea,
abandonar la lucha. Que no, que se puede estudiar y luchar al tiempo, que mientras vamos a clases se pueden discutir las problemáticas. ¡Dios mío! La
inocencia es linda en los niños pero en gente tan grande ya es estupidez. ¿Que
cuáles son los argumentos para levantar esto? Ah, yo no sé. Ellos hablan y
balbucean y dicen cosas que no entiendo. Tildan de vagos a los que apoyan la
protesta; los acusan de “mamertos” (vea, usted que es colombiano y usa esa
palabra a diestra y siniestra dizque para ofender, acá le dejo el significado:
Mamerto) y usan otros términos que no tiene importancia mencionar. Mire, yo le
voy a contar algo, hay un tipo que entró a la Universidad al tiempo que yo, y
él es un contradictor acérrimo del paro, y asegura que es posible “luchar” y
estudiar a la vez. No sé en qué mundo vive, no sé por qué es tan conforme, no
sé qué le pasa a este pueblo. Porque no solo es él, sino un montón de gente que
piensa igual. ¡Cuál lucha! que tenga el valor de aceptar que solo quiere graduarse y que le importa un carajo lo demás. Si hablando se solucionaran las cosas, no estaríamos así de
jodidos, lo que pasa es que unos no ven la realidad en la que vivimos porque su
cuna de oro les tapa la vista y a otros el miedo les alimenta su conformismo. ¡Qué
va! manada de hipócritas, anacolutos y atontaos. He de ver a un montón de muchachitos que nunca se han
animado a protestar, que nunca han ido a una asamblea, que nunca se les ve pensando críticamente en el próximo aquelarre estudiantil solo con el objetivo de
levantar la mano para que esto termine. Y terminará. Y quedarán ruinas y decepcionados. Que conmigo no cuenten, yo me retiro de este circo ambulante. Vea, acá se alzan unos
contra otros, se gritan y se insultan. De un lado para el otro y terminamos en lo mismo.
Imagen tomada del portal: www.Elespectador.com |
Finalmente, muchos sabemos lo que va a ocurrir, lo que ya ocurrió en el futuro. Sé que
muchos de mis compañeros, hablo de esos que estimo y que admiro por su fuerza
de voluntad y deseos de luchar no están de acuerdo con lo que digo, pero no
puedo negar lo que siento, no puedo fingir. Algunos escribieron
por ahí “solo los peces muertos nadan con la corriente” pero se les olvidó que
acá no hay río ni peces. Acá no nos merecemos ninguna lucha, acá no nos
merecemos nada. No hace falta nombrar la infinidad de motivos por los cuales un
colombiano debería estar indignado, porque resultan evidentes, y con todo
esto seguimos en la misma inercia. Nos metieron una reforma a la salud, y vea
le explico en palabras cortas, si antes la gente se moría en la sala de un
hospital, ahora la gente morirá por ahí, en la calle o en la casa, o sea, unos
irán cayendo como muertos a manos de sicarios, no con tiros de gracia, sino con cáncer y pulmonía. Nos metieron una reforma a la
justicia, y para que me entienda, le diré que los amigos de Uribe quedarán libres
y los malditos ladrones de cubos de gallina serán condenados hasta podrirse en
la cárcel por ratas, por pobres, porque eso es lo mínimo que se merecen los hijueputas. Y nos van a meter una reforma a la educación, en donde si
usted no tiene plata, pues preste en el ICETEX, y usted que no sabe qué es el
ICETEX porque tiene mucha plata, le cuento que es el banco que se encarga de condenar a toda una vida de
pago por un préstamos para estudiar, para que me entienda, si usted no tienen con qué pagar su matrícula, este banco le presta la plata y se la cobra dos, tres y hasta cuatro veces más. Que yo no debería asegurar eso, que aún no
se ha aprobado nada. Hombre, acá no se necesita esperar para saber que así va a
ser la cosa. Y como hacer paros no vale, entonces el futuro es seguro. ¿A quién le importa? Si así como estamos,
estamos de maravilla. Y se los aseguro, ni Dios, ése en el que ustedes creen, que todo lo puede, podrá
salvar este pueblo, o como dirían los más patriotas, este paraíso, miserable.
¿Que por qué no hablo de los murales o las paredes pintadas?
¡Ayy! No. Ese es un tema que no quiero tocar. Que se queden con sus paredes
blancas, que se queden con su conformismo, que se queden con su miedo, que se queden con sus testículos rotos, que se
queden con su Uribe. Futuros ingenieros de callcenter.
- ¿Qué piensa de lo que se está diciendo de traer un técnico extranjero para la selección
Chibchombia?
- Estoy completamente de acuerdo, es más, no solo deben traer un técnico
extranjero sino todos los dirigentes extranjeros, los futbolistas extranjeros y
si es posible traer 34 millones de extranjeros a poblar este país. Nosotros los
chibchombianos marcharemos mar adentro hasta que nos ahoguemos.
Pregunta a Santiago Moure en el seriado "El siguiente programa"
Erik J. Vallejo Fonseca
Tw: @DrRascawillie
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